A mediados del siglo XIX, con el surgimiento de la fotografía, comenzaron a registrarse visualmente las cosas “tal cual” eran, y generalmente se fotografiaba todo lo que pudiera servir como un registro importante para la humanidad. Más allá de los paisajes o retratos familiares, se retrataba lo llamativo, lo interesante y lo poco usual. Por eso hay muchas fotos de personas que tenían alguna deformidad en su cuerpo, o llamaban la atención por algún motivo.
En esa época quienes también llamaban la atención eran las personas que poseían tatuajes y piercings. Estos eran personajes “exéntricos”, raros, vistos como locos extravagantes o incluso como fenómenos de circo.
A este tipo de clásicos del tatuaje se los conoce como “vintage“, si bien es una palabra que designa a todo aquello que ha pasado de moda y hoy es considerado como “clásico” y de calidad.
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